quinta-feira, 17 de março de 2011

El fraude

            Son las cuatro de la mañana y parece que, por alguna extraña razón, el tiempo se ha parado en el microsegundo más angustioso de tus pasadas horas de vida.
            A esa misma hora, justo encima de ti, dos personas se aman con tanta pasión que están a punto de traspasar su espacio vital para invadir la totalidad de la atmósfera que los rodea y romper así la pared de fatalidad de la que estás cubierta. Pero tú no te das cuenta. Debajo de ti yace un cuerpo que, hasta hacía solo unas horas, todavía gozaba y sufría en esta misma vida de la que tanto te quejas. A tu derecha solo se encuentran esos pensamientos que te ayudan dejar de intentar comprender, esos que hacen que la malévola función teatral en la que tomas parte no acabe contigo. A tu izquierda permanece inmóvil, sujetando un libro con una mano y una colilla con la otra, un hombre a veces tan atormentado como tú.
            Ojalá supieses todo esto cuando a las cuatro de la mañana te sumías en ese momento trágico, en el que caíste en la cuenta por enésima vez de que este extraño juego al que llaman vida no lleva a ninguna parte. Menos mal que tu instinto de supervivencia te empujó a imaginarte qué estarían haciendo en ese mismo momento los de arriba, los de abajo, los de tu derecha y los de tu izquierda, y así, sobreviviste a otra noche.

Um comentário:

  1. Moi bo, señorita... Moi bo! Tanto que vou ter que cederche o título de "inefábel".

    Marabillas do pensamento en tormentosas noites de insomnio.

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